Me piden que explique alguna historia de emprendimiento social, para entender mejor. Ahí va la primera:
Jordan Kassalou es
oftalmólogo y está enfadado. Como especialista en la llamada «ceguera del río», una enfermedad
infecciosa que causa pérdida de visión en los más desfavorecidos, ha tenido la
oportunidad de viajar a países subdesarrollados y comprobar la realidad de una
ecuación muy simple: la mayoría de sus pacientes en el tercer mundo simplemente
necesitan unas gafas para ver bien. Y, sin esas gafas, no son capaces de ser
útiles a la sociedad, no pueden ser productivos e incorporarse al mercado
laboral. Sin esas gafas están condenados a la pobreza. Sin dejar de ejercer
como oftalmólogo en el primer mundo, Jordan ha dedicado buena parte de su
tiempo a conseguir apoyos para producir gafas de bajo coste que puedan ser
asequibles para estos ciudadanos desfavorecidos. Fundó así VisionSpring, una «empresa social» con el objetivo
de reducir la pobreza a base de devolver la visión a aquellos que necesitan
gafas y no pueden permitírselas. Jordan dice que siente una emoción intensa
cada vez que ve la cara de alegría de una persona al experimentar lo que es una
visión clara. Su motivación para seguir liderando VisionSpring sigue siendo la
misma que el primer día. «Quiero sentir eso una y otra vez», dice.
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