Leo ayer un artículo de opinión que me llama la atención: "Los beneficios no pueden ser un ídolo". Dice que los beneficios no pueden ser la razón de ser de las empresas. Dice que una empresa tiene que dedicarse a ofrecer un producto o servicio que satisfaga del mejor modo posible una necesidad de alguien (una necesidad, no una aparente necesidad), y cuando mejor la satisfaga, mejor está cumpliendo la empresa su finalidad. Los beneficios vendrán como consecuencia de esto. Hace 30 o 40 años que tenía que haberse dado esta lección en las escuelas de negocios, dice Miguel Ariño, autor del artículo y profesor de IESE.
Hoy, cuando se ha ido demasiado lejos en el objetivo de la rentabilidad, lo que estamos haciendo es tratando de reformar el capitalismo.
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