Oigo decir a muchas personas, y es lógico que lo piensen, que la emprendeduría social supone reducir recursos públicos destinados a acción social, es decir, privatizar un servicio público. En realidad, es una operación en busca de la eficiencia de estos recursos. La acción social no desaparece, ni sus recursos, sino que se hacen más eficientes.
Estos días estoy leyendo "El futuro del capitalismo" de Salvador Giner. Dejadme que os copie algunas citas interesantes. El autor propone "una austeridad igualitaria que permita la existencia de las diferencias culturales e individuales y el respeto, y recompensa al mérito, pero que no sea compatible con las inmensas desproporciones en la riqueza que ha fomentado hasta hoy el capitalismo". Dice también "hasta ahora el capitalismo ha mostrado una doble cara. De la más cruel y hasta inhumana se ha hablado mucho. De la otra menos: con sus afinidades con la libertad y su estímulo a la creatividad, a la innovacion, a la afirmación individual y a la capacidad de cada uno para construirse su propia vida". Y termina con una receta para salvar al capitalismo de un infausto final: "El rasgo crucial para que exista una sociedad civil próspera, compatible con una economía de mercado, es la capacidad de los ciudadanos para asociarse como les plazca, para lograr lo que les haga felices sin molestar a nadie. Una sociedad civil libre, en la que predominen las asociaciones cívicas, es también esencial para la supervivencia democrática".
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